La olla a presión acumuló más vapor del que podía soportar, y la clase política de Chile no escuchó el pito de que esta olla iba a reventar. Muchos coinciden que es por la clara desconexión que nuestra clase política, las “autoridades”, tienen y han tenido desde hace un buen tiempo con nuestro tejido social. Nuestra sociedad ha evolucionado mucho más rápido de lo que las élites del poder han querido mantener, ya que su poder se basa precisamente en mantenerse desconectados de nosotros.

Lo que no se esperaban es que la gran revolución tecnológica que hemos tenido desde la masificación del internet y las redes sociales ha generado cambios profundos en la sociedad. Nunca tanta gente había tenido voz, cuando antes no la tenía. Nunca antes, las personas, podían fiscalizar a las élites del poder tan colaborativamente y rápidamente como ahora. Nunca antes la sociedad pudo tener en sus manos tanta información, y de forma tan inmediata, como ahora. Y esto supone cambios radicales en la balanza del poder, ya que el poder se está acercando más que nunca a la gente, gracias a la tecnología.

Nuestros representantes electos, desde presidente de la república hasta congresistas, alcaldes, concejales y otros, una vez electos se desconectan de la realidad de sus electores y sólo muestran sus “visitas” que les permiten “empaparse” y “conectar” con la realidad local, pero luego legislan o gobiernan con lógicas partidistas y muy atentos a mantener o acrecentar su status de élite.

He aquí la oportunidad de utilizar nuevamente la tecnología para hacer valer nuestros sueños, anhelos y deseos de cómo queremos nuestras comunidades, barrios, regiones y país, y hacer llegar este mensaje fuertemente a los representantes que elegimos.
Uno de los pilares importantes de los Smart City, es la Co-gobernanza. Es el tomar decisiones en conjunto, entre los servidores públicos y las comunidades, para tener ciudades más sustentables (social, ambiental y económicamente), a través de la tecnología. Existen sistemas que nos permitirían, en nuestros móviles, leer y analizar las decisiones que se quieren tomar en nuestras ciudades y votar por aquellas que nos interesan, y así los servidores públicos electos, es decir nuestros representantes (alcaldes, concejales) lleven a cabo el deseo de sus representados.
Ahora, este concepto de co-gobernanza en un Smart City lo podemos transpolar a una escala mayor; a nivel país. Podemos contar, y existe la tecnología, con un sistema que permita que nuestros representantes en el congreso nos informen de las leyes que van a votar y nos consulten de cómo queremos que voten en estas. Todo esto de forma rápida, segura y casi en tiempo real. Es conectarse y participar activamente (y hacernos co-responsables) de las decisiones que se toman en nuestro país. Y a su vez es la forma de volver a equilibrar la balanza del poder que durante mucho tiempo ha estado en manos de las élites políticas que se sienten intocables y hacen lo posible por mantenerse así.

Es una apuesta alta, de mucha responsabilidad y que requiere de mucha voluntad y diálogo, pero es en tiempos como los que estamos viviendo ahora en Chile, que se requiere de este tipo de cambios radicales en los cuales nos involucremos día a día, permanentente y en tiempo real, de co-crear el futuro que queremos para nuestro país. Chile exige cambios y la tecnología nos permitirá ser protagonistas y co-responsables de los mismos.